La biopsia: prueba clave en el diagnóstico de cáncer

Las pruebas como la analítica de sangre, el aspirado de médula ósea o las pruebas de imagen, nos pueden orientar la sospecha diagnóstica y en ocasiones aportan información clave, pero el diagnóstico de certeza o confirmación de la mayoría de los cánceres que se diagnostican durante la adolescencia requiere la realización de una biopsia, que consiste en la obtención de una muestra de tejido del tumor para su evaluación por diferentes técnicas.


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¿Cómo se realiza una biopsia? El procedimiento puede ser realizado por un radiólogo, traumatólogo o cirujano por medio de trócares.

La toma de biopsia suele realizarse bajo sedación o anestesia, es decir, bajo el efecto de medicaciones administradas por vía intravenosa que permiten realizar el procedimiento de forma segura y sin molestias para el paciente. El procedimiento puede realizarlo un radiólogo, cirujano o traumatólogo, y suelen emplear trócares o agujas gruesas para obtener una cantidad suficiente de tejido.

El análisis posterior del tejido lo realiza el médico de Anatomía Patológica, que empleando distintas tinciones y técnicas de laboratorio, examina en detalle al microscopio el tejido tumoral para poder concluir un diagnóstico definitivo.

¿Qué es un estudio de extensión?

En algunas enfermedades como los linfomas o diversos tumores sólidos (tumores de huesos o partes blandas, tumores de ovario o testículo, etc), es necesario realizar un estudio de extensión o mapeo de cuerpo entero para determinar si la enfermedad se encuentra localizada en su origen o existe extensión a otros órganos (las llamadas metástasis). 

Cada enfermedad puede extenderse o producir metástasis en distintos órganos del cuerpo, aunque las localizaciones más frecuentes son los ganglios linfáticos, los pulmones y los huesos. Realizar un completo estudio de extensión con distintas pruebas de imagen (tomografía computerizada (TC), resonancia magnética (RM), tomografía de emisión de positrones (PET), gammagrafía ósea, gammagrafía con yodo (MIBG)…) antes de iniciar el tratamiento es muy importante para determinar en detalle el alcance de la enfermedad, adecuar el tratamiento que necesita cada paciente y poder en el futuro comprobar cómo responde la enfermedad al tratamiento que estamos administrando. 

En determinadas enfermedades el estudio de extensión debe completarse con un estudio de la médula ósea y una punción lumbar, para determinar si la enfermedad se ha extendido a la médula ósea o al líquido cefalorraquídeo que rodea el sistema nervioso central. 

¿Qué cuidados debo tener en el lugar donde se ha hecho la prueba?

Mantener el vendaje seco las próximas 24 horas, y evitar ducharse o bañarse durante ese periodo. Después ya se puede mojar. En caso de cualquier ligera complicación, como tener fiebre persistente, molestias o dolores que van a más, sangrado que no se detiene incluso presionando directamente, hinchazón o enrojecimiento en la zona, no dudar en avisar a enfermería. Durante los primeros días, y para mitigar las molestias y reducir el sangrado, se han de evitar cualquier actividad exigente o la realización de ejercicios. 

Dra. Maitane Andión Catalán

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  • Fuentes bibliográficas

    Andión M, Madero L. “Patología oncológica más frecuente”. En: Hidalgo Vicario MI, Redondo Romero AM, Catellano Barca G. Medicina del adolescente. Atención integral. 3ª edición. Ergon Madrid 2020.

    Ruano D. “Manejo clínico y diagnóstico diferencial en el paciente pediátrico con sospecha de cáncer”. En: Madero L, Lassaletta A, Sevilla J. Hematología y Oncología Pediátricas. 3ª edición. Ergon Madrid 2015, pág 293-298.

    López Pino MA, Sirvent-Cerdá S. “Diagnóstico radiológico del cáncer infantil”. En: Madero L, Lassaletta A, Sevilla J. Hematología y Oncología Pediátricas. 3ª edición. Ergon Madrid 2015, pág 321-330.

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