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Consecuencias nutricionales de la quimioterapia

La quimioterapia es conocida como uno de los tratamientos más utilizados para combatir el cáncer. Existen muchos tipos de fármacos quimioterapéuticos que pueden utilizarse solos o en combinación, con el objetivo de actuar a nivel sistémico para destruir células que se multiplican rápidamente, afectando tanto a células tumorales como a células sanas.

El tratamiento con quimioterapia pone en riesgo el estado nutricional, principalmente por los efectos secundarios que estos provocan. Se ha demostrado que un estado nutricional deteriorado puede aumentar la intensidad de los efectos secundarios, haciendo que se disminuya la tolerancia a los tratamientos y alterando la calidad de vida.

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¿A qué efectos secundarios de la quimioterapia debes prestar especial atención y por qué?

Los efectos secundarios pueden clasificarse entre aquellos que provocan una disminución de la ingesta, y aquellos que limitan la capacidad de absorción de nutrientes esenciales haciendo que a la larga, desde el punto de vista nutricional, te deshidrates, pierdas peso, músculo y grasa corporal, llevándote a un estado de desnutrición.

Presta especial atención a los siguientes:

  • Pérdida del apetito: los fármacos en conjunto con la enfermedad pueden alterar el equilibrio hormonal y metabólico a nivel cerebral, alterando la regulación del hambre y saciedad. No existen fármacos que puedan revertir este síntoma por lo que se recomienda fraccionar las ingestas en varias tomas, evitar grandes porciones e intentar enriquecer los platos con alimentos de alto poder calórico y proteico como quesos, claras de huevo o frutos secos. 
  • Alteración del gusto: frecuentemente se describe como que los alimentos no tienen sabor o tienen un sabor metálico o amargo. Ocurre por el efecto de los fármacos en los receptores del gusto de la boca y lengua. Desafortunadamente este efecto no es tratable con medicación y desaparece hasta unos meses después de finalizar los tratamientos. Se ha observado que tiene mayor impacto en la percepción del gusto de alimentos proteicos como las carnes y pescados, haciendo que se disminuya su consumo. Es recomendable enmascarar las preparaciones con marinados a base de zumos cítricos y/o combinaciones de salsas agridulces. Una idea es incluir preparaciones que puedan esconder el sabor cárnico como canelones, croquetas o empanadas.
  • Úlceras en la boca: se producen por una alteración de la integridad de las células de la boca o incluso del tracto gastrointestinal, haciendo que estas se inflamen y se conviertan en úlceras, llegando incluso a infectarse, provocando dolor a la hora de comer. Si aparecen estas llagas, intenta cambiar la textura de los alimentos, prioriza los más blandos y evita los cítricos o condimentos fuertes. Consulta con tu médico en caso que necesites medicamentos o enjuagues que te ayuden a controlar el dolor.
  • Náuseas y vómitos: suelen aparecer a las 24-48 horas tras la administración de los fármacos. Pueden provocar deshidratación y pérdida de electrolitos (minerales) en el tracto gastrointestinal, alterando la presión arterial e incluso la función renal, en caso de no ser controlados. Es habitual que durante este período tengas menos ganas de comer, por lo que se recomienda mantenerse hidratado y realizar comidas en momentos del día en los que el malestar esté controlado o sea más liviano. Prioriza alimentos en pocas cantidades pero con elevado contenido en energía y proteína.
  • Diarrea: ocurre por el efecto tóxico que producen los fármacos en el epitelio intestinal, haciendo que se destruyan las células que absorben agua y electrolitos. Incluso pueden provocar un desequilibrio en la microbiota intestinal, haciendo que se altere el proceso de fermentación en el colon. Todo ello finalmente hará que haya un cambio en la consistencia y/o aumento en la frecuencia de deposiciones.  Se recomienda asegurar una buena hidratación con bebidas isotónicas, priorizar cocciones sencillas (hervido a la plancha, vapor…), y evitar alimentos grasos o que contengan lactosa.

Es importante destacar que no todos los tratamientos y esquemas de quimioterapia actúan de la misma forma, y que los efectos secundarios pueden ser variables entre pacientes, tanto en intensidad como en aparición.

Recuerda que si estás interesado en conocer tu estado nutricional antes de iniciar un tratamiento con quimioterapia y mantener un seguimiento a lo largo del proceso, puedes contactar con un especialista en nutrición. En caso que no dispongas de un referente, puedes comentarlo con tu oncólogo, médico general o enfermera para que puedan derivarte.

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Artículo elaborado por: Marta Bellver Sanchis. Dietista-Nutricionista Clínica.

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